Desde el matrimonial enlace medieval de Anita Aznar y Agag en el Monasterio del Escorial con toda la Corte de la Gürtel como testigo, no se había vuelto a ver una boda pepera que diera tanto juego. Resulta que Javier Maroto, el exalcalde de Vitoria al que se desalojaron pactando hasta con los ewoks, va a decir el Sí quiero. Hasta aquí todo normal. Como Dios manda. Salvo por el pequeño detalle de que Maroto se ha echao Maromo, la novia va de pingüino y las damas de honor son todas unas locas. Rajoy ya tiene su particular gran boda griega. Más allá de que ser gay y votar al PP sólo puede explicarse desde una esquizofrenia propia de un apache cowboy, a la cúpula del partido no le convence que un líder como Don Mariano, tan varonil como osito, salga de la tarta nupcial de Maroto como invitado sorpresa al ritmo de Love is in the air o Y.M.C.A. Teme que sus votantes de ultracentro les acaben por dar por culo sin vaselina. Así las cosas, bodorrio mediante, el PP de Rajoy se debate entre la ortodoxia del Sumo Sacerdote Fernández Díaz o la locura de cantar Génova es genial, Génova es genial, los peperos compran ropita por Fuencarral. Por si esto fuera poco y en todo caso, se plantea otra duda existencial. Y si Mariano va a la boda…. ¿llevará un sobre que es lo suyo?
FUENTE: El Mundo