Teniendo en cuenta que El Jueves es la revista que se edita los miércoles resulta curioso que precisamente hoy, el mismo día que La Tira se estira en 2015 como propósito de año nuevo, los majarajás del Califato hayan decidido descargar sus kalashnikovs en la redacción de la revista satírica Charlie Hebdo. ¿Su delito? Mofarse de Mahoma. Y ya sabemos que estos tocaos del Ala (o de Alá) no se distinguen por su sentido del humor. Ni música, ni cine, ni reggaeton. Los sacas de radio Mullah y se ponen tan nervioso que sólo se calman con una buena lapidación. Pocos perros tienen tantas malas pulgas. Ciegas de odio que reptan por enjutas chilabas negras y barbas como escarpias para devorar cerebros con susurros de imán.  Es la moda talibán; desde Siria, hasta París pasando por Pakistán, donde hay quién es capaz de pensar, ordenar y ejecutar una masacre en una escuela de Peshawar. Por Alá dirán. A la mierda, digo yo. Es la sinrazón el enemigo del humor. Es la ignominiosa ignorancia la muerte de la risa. La sátira debe vivir. Allez Charlie Hebdo. Nuestra liberté de expresión también es un arma antiterrorista. Por una sencilla razón: Nada jode más a un talibán que un cruzado se cachondee de Mahoma sentado en un sofá. Ni siquiera un dron de la CIA localizando un turbante en Waziristan. Oye y si al profesta le indigesta la mofa, ya sabe: que pegue un telefonazo al Jeeeesús y que le cuente cómo funciona lo de estar crucificado.