Podemos. Jodemos. Pablemos. La peperotata, de Pepero y sociata, ya ha adquirido categoría de Santa Compaña. La consigna es como en el 36 pero al revés: quememos a Iglesias. Podemos y fustiguemos. En el ruedo de la política cañí ha llegado la hora de cortar al Coletas. Y si se pueden seccionar dos orejas y un rabo también. Ole. Lo que sea con tal de empitonarlo y que no salga por la puerta grande. En definitiva: Para que semejante tirillas no acabe por robar la merienda de Cañete, los grandes partidos ya han sacado a la palestra a sus primos de Zumosol. Arriola, el gurú político genovés con sueldo de especialista en efectos especiales de Light&Magic, dice que lo de Iglesias es consecuencia de Madrid Sin City, ciudad de frikis. Y lo dice él cuya gran aportación a la comunicación de masas es la denominada técnica del avestruz, ave de huevos tan grandes como los del pájaro Mariano que vuela tan alto que ni se entera cuando sus cagarrutas aéreas caen en la calle. Otro que no se entera de lo que pasa en su casa es Felipe González que navega por la galaxia de los millones a bordo de su Enterprise de oráculo socialista. Dice Felipe que lo bolivariano está de moda, que con Podemos en Moncloa habrá que vigilar al Monedero y que dos Pablo Iglesias son demasiadas espinas para la mano que sostiene la rosa marchita sociata, por cuyos pétalos ya reptan candidatos cual hymenopteros parasitoides dispuestos a polinizar Ferraz a cualquier precio. Vale todo. Huele a asufre. Iglesias tiene en casa un pajarito que resulta ser la reencarnación de Hugo Chávez. Iglesias trabaja para el Consejo de Guardianes de la República Islámica de Irán. Iglesias mató a Laura Palmer. Iglesias mató a Kennedy. Y a Oswald. Y la mejor, ¡Jo es que Iglesias sale mucho en las tertulias! Que se presente Marhuenda a ver qué pasa.
FUENTE: El País
Ya era hora de que el descontento de la calle y el deseo de ser escuchado se institucionalizara y tuviera su cauce en algún grupo político. Ahora toda la casta política sólo se preocupa del programa y en qué papel está envuelto pero siguen sin oír y se dedican a amedrantar al personal. ¡Que espabilen! que esto acaba de empezar.
¿A qué tienen miedo todos estos agoreros de tres al cuarto? Es inevitable intentar otros modos de hacer política, y el que se resista está en su derecho de votar a quien quiera. Pero mucho me temo que esto no tiene vuelta atrás.
Ya era hora que hubiera o hubiese una novedad política en esta España de charanga y pandereta!Bienvenido al ruedo Pablo!