El Atleti se pensó que esto de ganar la Champions era cosa de llegar y besar El Santo. Y cuarenta años después en la Ermita de San Iker estuvo a punto de conseguirlo. El Santo travestido en Apóstata se hizo acreedor de la Uva de Oro y se llevó todo el racimo en una salida de cotillón y campanadas, con el agravante de que era la final, no eran los cuartos. Godín dejó que el balón le botara en la cabeza, un pasito p´alante Casillas, un pasito p´ atrás, y a sacar petróleo de otro golejo. Al final la cosa acabó en chapapote indio. Qué manera de palmar. Y qué manera de sufrir la del Madrid que se las prometía muy felices sin placentas equinas en la Costa desde el minuto 8. La doctora yugoslava con pinta de otra cosa obró en Lisboa los mismos milagros que Casillas. Dicen que de esta, el Cholo va a pedir que marques la X del Cholismo en la declaración de la renta. Milagro sólo hubo uno, muy al final y madridista. Antes, Carletto fue el pecador de la pradera dando la manija del equipo a Sami Tronkhedira que es como darle una pistola a un chimpancé. Con el Atleti achicando y la BBC en modo Telemadrid, la Décima estuvo a dos minutos de ser Primera. Pero algunos mandamientos son sagrados y el Atleti es el Atleti. Partido a partido y pupa a pupa. Lo que se llama hacer el indio. Lo que sucedió en el 93 ocurre de pascuas a Ramos. Toca jornada de reflexión a la ribera del Manzanares traducida en un aristotélico paseo peripatético de Madrid. La cabeza de Zergio, quién lo diría, salvó al Madridismo pipero lisboeta de la peor derrota de todos los tiempos. Como hace 40 años, algo parecido a Schwarzenegger susurró sayonara baby al oído atlético. Y el atleti se fue, convirtiendo la prórroga en un solteros contra casados, con un Atleti lengua fuera y el Cholo acordándose de la familia de Diego Placentas. Tras slalom de Di María a Alberto Tomba abierta, Bale marcó con la cabeza porque con los pies pareció atarse una bota con otra, Marcelo cogió la A-5 para dar la puntilla y Cristiano, musculitos Hulk mediante, puso al pastel la guinda. Pero el Merengue vikingo se lo comió antes Sergio Ramos, el Ragnar camero del madridismo. Ramos cometió el sacrilegio de mangar la portada a Ronaldo. Pero Narciso no se mosqueó demasiado. Hace unos días había salido en Vogue medio en pelotas posando con Iryna.
FUENTE: Marca
QUE VERDAD QUE UNO ESCARDA LA LANA Y OTRO SE LLEVA LA PASTA, LE TENIAN QUE DAR EL SOBRE A SERGIO RAMOS