Land of fire. De Marbella a Azerbayán. De ciudad sin ley a tierra de fuego. Así reza la camiseta del Atleti y así acabó el Barcelona: achicharrado. Es lo que tiene preparar el final de Liga entre asaditos argentinos en casa del Tata. Que al final el entrenador acaba como un pollastre giratorio sobre las brasas blaugranas, tal que así el Tiki-Taka, convertido en brasasaurio camino de la extinción. Mientras el Barça se convertía en Farsa con Leo Missing deambulando por el campo escuchando música de viento por vez primera en Barcelona, lo del Atlético fue cosa de sangre, sudor y lágrimas. Sobre todo lágrimas, cuando Costa y Arda, lesionados, se retiraron al banquillo entre sollozos. Bueno, mediada la segunda parte a Busquets, ya en el banquillo, también se le vio haciendo pucheros, pero claro, con el dominio de Busi sobre el arte dramático cualquiera sabe. Debe ser cosa de familia porque su hermano vestido de tirolés lo borda en el anuncio. Ya lo dijo Mourinho hace años: Teatro del bueno. Hoy convertido en ópera bufa por obra y gracia de Sandrusco Mezzosoprano y Bartolomeu Il Castrati. Y Neymar, otro que ha dado el cante. Jugar y ganar no jugó ni ganó un carajo pero tuvo un ratito para enseñar los gayumbos y sacarse unas perras que la pela es la pela. Y Barcelona es bona si la bolsa sona. Papá Neymar sabe de que va el rollo. Triste fin de semana por tanto en Barcelona. El viernes, el Madrid de baloncesto le metió una paliza de escándalo. Ayer en la final ante el Maccabi, con Ana Botella y Nacho El Macho González en la grada, el gafe fue demasiado. A falta de un cuarto, Nachete hablaba de fiesta del baloncesto. Que no te cuenten rollos macabeos. Los israelitas convirtieron la cancha en la Franja de Gaza y el Madrid, gatillazo, acabó jurando en hebreo.
FUENTE: Mundo Deportivo