Falta una semana para que empiece la final más castiza de la historia de la Champions y ya tenemos jugada de moviola. Sólo que esta vez no se trata de Bussaca, Ovrebo, Stark o De Becklere. Ni siquiera Howard Webb. O el mismísimo Monsieur Michel Platini.  En esta ocasión quien nos toca el pito –de nuevo- es Ana Botella. Y con el banderín, Nacho “El Macho” González en claro fuera de juego. Tan escandaloso es el asunto que Agente Cifuentes les ha tenido que sacar la amarilla. Resulta que Ana Botella, que desde que se fue a relajar a un spa lisboeta no había tenido una idea, ha tenido otra. Albricias. Se le ha ocurrido que a esto del Madrid-Atleti de la Copa de Europa había que sacarle partido. Es lo suyo. Cuando actúa Bruce Springteen en el Calderón un agosto cualquiera al Ayuntamiento le falta tiempo para incluir el concierto en el panfletillo con el programa de los veranos de la Villa. Con un par. De pelotas. Y con nueve copas de Europa, que son las que acumulan ambos finalistas, a la alcaldesa por sorpresa se le ha ocurrido instalar un pantallón en Sol y convocar a ambas aficiones a disfrutar en directo del partido en un clima madrileño de concordia, bocata de calamares, patatas bravas  y rosquillas de San Isidro. Y claro, con los entresijos de Anita y Nacho, a Agente Cifuentes se le han atragantado las gallinejas. Tanto, que compara la idea con juntar a las hinchadas de Boca y River en la plaza de Mayo en Buenos Aíres. Que con tanta barra brava de buenos no tendrían nada, ¿viste? Razón no le falta. El Madridismo mira al Atleti con la condescendencia señorial de quien observa al hermano yonki que te roba la tele. El Atleti prefiere siempre la derrota del Real aunque juegue contra una selección de Al Qaeda entrenada por Javi Clemente. Entre miles en una plaza sólo faltan dos tontos para hacer realidad un arde Madrid la noche del 24 de mayo. Una litrona. Un vuelo. Y un madero. Toma reflexión. En Sol sólo hacen falta dos tontos. En Ayuntamiento y Comunidad, dos son multitud. 
 

FUENTE: La Vanguardia