Mami qué será lo que tiene el negro que todo el mundo le invita pero nunca sale en la foto. Dos bolos y un funeral. Así anda Teodoro por España vendiendo el chocolate del loro. Esto es el petróleo guineano, chapapote con el que se duchan a diario todos sus parientes de Teodorín pa´abajo. Pero resulta curioso. Obiang se apunta a un bombardeo, funerales de Estado, conferencias cervantinas y ágapes en Bruselas, pero no sale ni en Telecinco. Como un vampiro, lo que parece apropiado a la hora de escuchar el sermón de Antonio María Rouco Varela, cruce entre Paco Clavel y Nosferatu, cargando La Escopeta Nacional y lanzando La Vaquilla por pastos guerracivilistas en la Almudena. Ya sabemos que a Rouco en particular le encantan los alzacuellos y en generalísimo lo que le van son los Alzamientos. A secas. Como seco ha sido el recibimiento a Teodoro en el entierro de Adolfo. Pero ahí está, en plan Crepúsculo, como único mandatario extranjero que ha compadreando estos días con Juancar y Mariano. Fotos no, gracias. Que no se diga que Teodoro, como siempre, nos vende la Severo Moto. De hecho, muy educado él, da las gracias a la Zarzuela por auspiciar una conferencia en el Cervantes de Bruselas. Teodoro, intelectual de moda, todo un poetiso del castellano y esteta del lenguaje.  Agradecida la Zarzuela, asegura que no ha auspiciado nada pero a su vez agradece el agradecimiento de Tedoro. Esquizofrénico. Aprovechando el bolo, Teodoro quería saludar a Don Mariano que a la luz pública se ha escaqueado. Prefiere la luz de las velas y una cenita con unas buenas coles de Bruselas, aunque tenga que cambiar de sitio de los panolis de Etiopía y Eritrea para sentar a España junto a Guinea. Te adoro Teodoro, te compro un loro. Como aquel que nos vendió Obiang cuando se marcó el farol de que en la ex colonia española se prohibía la pena de muerte. Por si acaso, antes de aprobar nada, se pasó por la piedra a todos los condenados que tenía pendientes. No hace tanto, La Roja se echó un partidito en Malabo organizado por Angel María Villar, el señor del furgol. Normal. Ambos llevan en el cargo casi tanto como Mobutu Seseseko.
 

FUENTE: El País