En Brasil, las farras sólo las monta Ronaldinho. De la misma manera que Alberto Contador, en lugar de tener pirrilera por comerse un solomillo irundarra en mal estado, se mete un Tourmalet entre pecho y espalda. De un tiempo a esta parte así juzgamos el deporte patrio en nuestra querida España que vive su era dorada en lo deportivo y atraviesa un eón oscuro en lo otro. A los ídolos no se les toca. Si un guiñol francés con el chándal de Nadal se come unos macarrones al clembuterol nos rasgamos las vestiduras, pero si un mosquito guiñol se agarra un pelotazo subidón, subidón, al picar a un ciclista gabacho no tenemos reparo alguno en partirnos la caja. Algo así ha ocurrido con la presunta festa das mininas de algunos jugadores de la Roja en Recife. Una web de por allí dice que al menos cinco jugadores y un miembro del cuerpo técnico – esperemos que no sea el Marqués del Nabo- se echaron una timba de strip-poker con unas garotas brasileiras regada con caipirinha y caipirosca y amenizada con un poquino de samba. ¿Revelaçao o conspiraçao? Mentira cochina. No tengan dudas. So pra contrariar, en resumen. Cómo son estos malvados brasileiros. Ya nos la jugaron con el Tratado de Tordesillas. Lo que sea con tal de desestabilizar al Campeón del Mundo con más valors de la historia del tiki taka. Hay que ver que cabrones y que envidiosos son estos brasileiros que dicho sea de paso ya ganaban mundiales cuando el Arenas de Getxo jugaba en Primera. A los nuestros no se les toca. Incluido Eufemiano que siempre gana la mano.
FUENTE: Globoesporte
Algunos jugadores están endiosados y todo les parece que es lo más normal del mundo. Tampoco pasa nada si se lo pasan en grande, pero tampoco se pueden cabrear porque el personal les ponga a parir. Son figuras públicas para lo bueno y lo malo.