¿Qué les dan el Can Barça? ¿Qué les dan que hasta los paulistas oriundos de Mogi das Cruzes se sienten tan payeses como el pan tomaca? ¿Proteínas de calçots? ¿Hormonas de espetec? ¿Qué les dan para mutar en catalanes de pro como Tarradellas? Tanto da que sea Tarradellas, president de la Generalitat en el exilio o Tarradellas,  el de las pizzas. En menos de 24 horas, Neymar Da Silva Santos Junior se ha convertido en Narcís Salvat Santos Nen del Baix Llobregat. No sabemos si Narcís mantendrá la cresta de mohicano multimillonario, pero si es así, seguro que la diseña Custo Barcelona. No es la primera vez que pasa. Más allá de las butifarras, el vino del penedés,  el cava, Dalí o la Sagrada Familia, Thierry Henry, un señor francés con raíces antillanas, dijo en su día que lo que más le gusta de Catalunya es la senyera. No sabe nada Titi. Sólo le faltó el remix de Els Segadors y la Marsellesa. Neymar Da Silva Santos Junior, gran admirador de la figura de Josep Plá, dice en su primer día que habla mejor en catalán que en castellano. Casi como Aznar en la intimidad. Menos mal que no ha fichado por el Athletic Club de Bilbao. Habría que ver a Neymar con txapela chapurreando euskera tocando la txalaparta. En tal caso, seguro que le hubieran encontrado un tatarabuelo en Lekeitio.  Por allí ya lo intentó Bixente Lizarazu, el francés de Iparralde, que farfulló no sin dificultados aquello de a mí gustar mucho colores ikurriña. Tan vasco era que duró un año en San Mames. El tiempo justo para eludir impuestos revolucionarios nada menos que en Baviera. El que se quedó aquí jugando al golf y dándole al chupa chups es Johan Cruyff, el ejemplo de adaptaçió por antonomasia. O antonomasía. Tan es así que su hijo se llama Johan Jordi. Así se clonan los ídolos. Automáticamente. Para eso son mes que un club.
 

FUENTE: El Mundo