Estaba tan a gustito que no se dio cuenta de que iba haciendo eses por el carril contrario a 140 kilómetros por hora. Ortega Cano, si parpadeas te lo pierdes, metiendo gas en el Rally Burguillos/Castilblanco de los Arroyos. El Fitipaldi de los ruedos ha sido sentenciado por homicidio imprudente y conducción temeraria. Por algún extraño fenómeno judicial paranormal se libra de un tercer delito: conducir pedo. Y eso que el test de alcoholemia marcaba el triple de lo permitido. Soplaré, soplaré y el test derribaré pero la juez no admite la prueba. Cómo soltar a un narcotraficante cazado con una tonelada de hachís porque dice que es para consumo porro, digo, propio. En resumen, dos años y medio de cárcel. Más miura que vaquilla. A ver el matador cómo torea este morlaco. El viudo de La Chipionera insiste en que sólo se mojó los labios en cava. Con una copita de champán opta por refugiarse en el burladero. Ha dome un vahído, dice. Ante el juez ha declarado que la cerveza me da gases y el alcohol es un veneno. Y eso que diez testigos aseguran que iba entre Obelix en marmita de rebujito y Massiel en los platós de Telecinco. ¡Hip! Qué cosas dice la gente. Estarían pedos. Ortega Cano corona el espectáculo carcelario de nuestra farándula más cañí. No ha sido el primero, ni será el último. Una lista que inauguró Lola Flores en 1989. Ay qué pena, penita, pena. Ella pensó que las Faraonas no pagaban impuestos. Cómo me la maravillaría yo. En fin, la Pescailla que se muerde la cola. Todavía tenemos fresco el otro soponcio de la Pantoja, 30 años después de Paquirri, por culpa de Cachuli, al salir de los juzgados de Marbiella. Así cómo el Gran Premio de Sevilla que se marcó Farruquito sin parar en boxes. Esta lista farandulera tiene hasta crímenes pasionales. Como el caso del diestro Rafael de Paula a mediados de los 80, que contrató a un sicario para que diera tres puñaladas al amante de su esposa. El muy cabestro no supo torear mejor estos cuernos. Menuda historia la de Rafael de Paula. Tiene de todo; toreros, crisis matrimoniales, amantes, sicarios….Qué raro que Almodovar no haya hecho una película. Será que no salen travestis.
FUENTE: El Mundo
Que no, que este tío no va a la cárcel ni de coña. Recurrirá como todo quisqui argumentando arritmias, que se tiene que cuidar y que la trena no es lugar adecuado para cuidarse, y mientras el muerto al hoyo y el vivo al bollo.
Bueno, al menos este sí entra en la cárcel, salvo milagro supremo (o del Supremo, mejor dicho). Por el contrario, la pantojita se ha quedado justo en el portón del talego con su condena de dos añitos justos. ¿No le podrían haber metido un día más?
Poca ha sido la condena. Ha provocado la muerte de una persona y mucho me temo que este personaje no termina en la cárcel. Iba trompa perdido infringiendo absolutamente todo y se quiere ir de rositas.
Otro ejemplo más de que la justicia no es igual para todos. Si eso nos pasa a cualquier común de los mortales, el tema se hubiera resuelto de otro modo, seguro. Y nos tocaría bailar por faralaes en cualquier celda perdida por ahí… Ains, madre, qué injusta es la justicia cuando el cante se cruza en su camino…