Yo me olía que iba a ganar Maduro. Me lo había dicho un pajarito. Aunque el mío no fuera un petirrojo reencarnado en Comandante bolivariano. Hay que reconocerlo. El vigoroso Capriles no sólo tiene ginseng en las venas. Capriles tiene más moral que el Alcoyano. Qué pana. Hay que echarle bemoles para enfrentarse a Nicolás Maduro, en plan nigromante con mostacho, que tira de ouija en los mítines y espera escrutinios junto a féretros.  Tras una campaña más centrada en el más allá que pa´ca, sólo le han faltado 300.000 votos para derrotar al chavismo Campeador y a los espíritus de la jungla. Una victoria ajustada y unas elecciones Gore. Como aquellas de Al y Bush junior en Florida. Tan apretadas como los jamones de las divas de culebrón venezolano. Capriles pide recuento. Y habrá recuento. Recuento chino. O norcoreano que da lo mismo. Nicolás Maduro, el chófer que más autocares de Metrobus ha chocado en la historia de esta empresa de transporte, será el inquilino del palacio de Miraflores. Ojo que vienen curvas en Venezuela. Y conduce el profesor Jirafales.
 

FUENTE: La Información