¿Pero qué invento es esto? El caprichoso destino ha querido que el mismo día nos abandonen dos grandes féminas. Una cañí, Sara Montiel, de belleza felina en sus años mozos y marvelous abuela con lentejuelas en la era contemporánea. Otra, brit, la Thatcher. Que se llama Margareth. O sea Margarita. Aunque siempre fue más un cardo borriquero. Una cantaba, lo de la otra era un canteo. Fumando espero al novio que yo quiero, decía Sara. La Thatcher ni fumaba ni esperaba pero tras los cristales de alegres ventanales del número 10 de Downing Street apagaba a sus adversarios como colillas. A 8 pounds el paquete en London, por cierto. Una le daba al puro. La otra iba de puro en puro. Una se enrolló con Gary Cooper. La otra ‘con’ Reegan. Una, diva superlativa. Otra, superlativa, a secas. Sobre todo a secas. Sarita era todo nervio. A Margareth no le temblaba el pulso. Una se marcho a Hollywood, la otra a Las Malvinas que están en las afueras de Bilbao pero lejos de la periferia de Canterbury. Menos mal que entonces no se nos ocurrió echar Perejil a Gibraltar. Oh my God. Hubiéramos acabado como la Armada Invencible. Sarita triunfó en los 50 y nunca pasó hambre. Margareth triunfó en el 79 y en Irlanda del Norte, hambre pasaron mucha. Una tuvo mil líos con maridos, rollos, novios, novietes y ex maridos. La otra, se las tuvo tiesas con funcionarios, oposición, comunistas, obreros y sindicatos. Una fue la reina del mercado. La otra hizo reinar al Mercado. Sara presentó los Premios MTV. Margareth recibió el Premio FAES de manos de José Mari. A una se la conoció como Saritísima. A la otra, como la Dama de Hierro, quizás por inflexible, quizás por la Doncella de Hierro, también conocida como Dama de Nuremberg. María Antonia Abad. Margareth Hilda Roberts. Se van dos reinonas. El último cuplé de la Thatcher. God Save The Queen, Sarita.
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Felicidades Sr. Torres por la tira de hoy. Me parece complicadísimo hacer la comparativa entre estas dos mujeres, que como dice la sabia Supermami se parecen los mismo que un huevo a una castaña, pero te ha salido estupendamente. Estoy de acuerdo con Fernán Moreno en que ha sido una despedida alegre para Sarita Montiel, que ha aprovechado su vida a tope e incluso en la última entrevista que escuché suya por la radio no descartaba el volver a tener planes de boda, aunque no se acordaba de cuando había contraído matrimonio con el cubanito. En cuanto a la Dama de Hierro se refiere, es un personaje histórico, sin lugar a dudas, y por ello merece admiración porque con sus más y sus menos, tanto si se está de acuerdo como en contra de sus políticas, hay que reconocer que la mujer los tenía cuadrados y ha marcado un hito en la política de Gran Bretaña. Me quedo con una frase suya que me encanta: «Si quieres que se diga cualquier cosa, pídeselo a un hombre. Si quieres que se haga algo, pídeselo a una mujer».
Qué manía la de solo criticar a los sindicatos cuando han tenido un papel muy importante en toda la historia de España.Son y han sido solo una parte del problema y no la más importante Nos queda aun la regeneración de la rancia derecha española que tanto admiraba a la Thatcher, icono de lo más pobre del ser humano, ella,hija de tendero, que aborrecía sus orígenes y ahora convertida en persoanje histórico.¡Lo que hay que ver! Me quedo con Sarita de mis amores.
Hoy, de ruta por Madrid, me he topado de frente con la comitiva (nada desdeñable, por cierto) del cortejo fúnebre de la Montiel, y pensaba que es una de las muertes menos tristes (dentro de lo que una muerte es) de las últimas que ha habido. Me explico: una mujer que ha vivido todo, lo mejor de su profesión, adelantada en lo que a cruzar el charco cinematográficamente hablando se refiere, que vivió como y con quién quiso y que murió planificando el día siguiente, es decir, de repente. Una vida muy bien aprovechada, en definitiva. En cuanto a Margaret Thatcher, creo que fue una mujer fundamental en y para la historia moderna que fue capaz de romper tabúes, muros, barreras y sindicatos anquilosados en la comodidad de sus cargos (caramba cómo me suena eso), que sigue siendo la única mujer en gobernar Gran Bretaña, que se alió con Reagan y apoyó a Gorbachov… Y que por el camino se llevó por delante parte de los servicios públicos británicos…Casi nada. Que descansen pues las dos todo lo en paz que las dejen.
La Taaaaaacher -decía mi suegro-, cuando quería dar caña, y eso es lo que nos falta ahora (una Tacher) para meter en cintura a más de uno (incluidos los sindicatos), pero yo -sinceramente- me quedo con Sarita..., como ave precursora de primavera en Madrid aparece la violetera.