La declaración ante el Juez Castro del antiguo socio de Urdanga deja, al menos, dos cosas claras. La primera es que con lo dicho por Diego Torres, el chorizo que NOOS ocupa, no confundir con Diego Torres, el retaco cantautor argentino, a Urdangarín sólo le queda pintarse la cara color esperanza. La segunda es que Diego Torres es un gran republicano.  Ya no se conforma con cualquier im-putada para la Casa Real. Ha tirado tanto de la manta que ya sabemos todos que la Infanta no era precisamente una simple pagafantas. Ahora Diego Torres se ha subido a lomos de Corinna Zu-Sayn Wittgenstein y se ha puesto a pegar tiros a todo real elefante que se cruza en su safari al talego. No hace falta ir a Bostwana para cazar paquidermos. Que se lo digan a Rita Barberá que andaba con Camps en Zarzuela montando foros millonarios con el Duque Empalmado y todavía no se ha enterado. El socio de Urdanga escupe hacia arriba. Y aunque todo lo que sube baja, hay que tener ojo, que torres más altas han caído.
 

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