Confiar en que el Atleti diera una alegría al madridismo es como confiar en que el hijo devuelva el cambio a papá cuando se le manda a comprar pan. Una veces es el baloncesto, otras el basket que diría Zegio Ramos, el que devolviera las pulsaciones al hincha merengón que permanece en cuidados intensivos a la espera del coma irreversible que provocaría el triplet espetec de los gachos esos de ahí arriba que diría Josevi. El caso es que a Su Majestad Floren, acompañado en palacio de una de sus princesas para que a nadie le diera por tirar un tomate, le vino de perlas el triunfo en el parqué frente al Olympiacos de las Termópilas. Que en esta ocasión acabó como la pelotilla de polvo que se barre a última hora: bajo la alfombra… persa. Ahora a nadie le gusta el ba-lon-cesto. Pero si el Madrid hubiera caído, los Segadors de la prensa ya estarían afilando las guadañas. Que veinte años no son nada. Que Tango y Cash son de 1989 y todavía molan. Sin salir de los 80, el Madrid ganó a lo cazafantasmas. Encabezados por Spanoulis que tiene esa cara de haberse ‘quedao’ con la tuya. Al menos con la de Rudy, experto en hacer amigos sudorosos en cada cancha. Vasilis le pegó un balonazo en el cogote. Si se lo llega a tirar al Chapu se lo merienda con extra de queso feta y tapón de chimichurri argentino. Floren no sabemos si lo hubiera fichado. Muy viejo. Poco glamour. Demasiado pelo en el sobaco. Pero resulta que cuanto menos echa la zarpa Floren en el vestuario, las cosas de Palacio no van tan despacio. Mira Laso. Acabó la temporada pasada en silla de ruedas y ahora es Lázaro: levántate y anda. Fichar con servilleta es lo que tiene.
FUENTE: Marca